Durante el último semestre las entidades de Fluviatilis se han esforzado por realizar una encuesta de percepción sobre los Servicios Ecosistémicos. ¿Qué opina o conoce la gente sobre ellos? Ese fue el punto de partida de esta actividad, cuyos resultados vale la pena compartir.
Y, para que sea más ameno, combinaremos el texto del análisis crudo con infografías didácticas elaboradas en el marco de la acción A.3.3 de Fluviatilis:
Participación y Perfil de los Encuestados
La encuesta contó con la participación de 732 personas de las Comunidades Autónomas donde se ejecutó el proyecto, distribuyéndose la muestra de la siguiente manera: Comunidad Valenciana (n=209), Cataluña (n=147), Región de Murcia (n=139), Galicia (n=132) y Cantabria (n=105).
Respecto a la edad, la franja de 33 a 50 años concentró la mayor proporción (39%), seguida por el grupo de 51 a 65 años (30%). Los jóvenes de 16 a 32 años representaron el 24%, mientras que los mayores de 65 y menores de 16 constituyeron el 6% y 1% respectivamente. En cuanto a la identidad de género, la distribución fue casi paritaria: 50% mujeres, 47% hombres y un 2% se identificó como no binario u otras opciones.
En relación con el lugar de residencia, el 42% vive en un pueblo, el 28% en una ciudad pequeña, el 16% en una gran ciudad, el 9% en la periferia de una gran ciudad y el 5% en una casa de campo. Finalmente, en cuanto al nivel de ingresos, el 27% reportó un salario entre 1.500 € y 2.001 €, y un 18% se ubicó en los rangos de 1.001 € a 1.501 € y de 2.001 € a 2.500 €.
Conocimiento y Valoración de los Servicios Ecosistémicos
Se evaluó el nivel de conocimiento y la percepción sobre el entorno fluvial y sus beneficios. Un 86% de los encuestados mostró un interés «alto» o «muy alto» en temas de ecología, naturaleza y conservación ambiental. La creencia en que los ecosistemas aportan beneficios fue casi unánime (99%). Además, el 70% se mostró familiarizado o capaz de deducir el significado del concepto de servicios ecosistémicos.

Del grupo familiarizado con el concepto, un 55% fue capaz de identificar al menos una categoría de servicios ecosistémicos, destacando los de regulación (32%) y los culturales y de ocio (28%). No obstante, el 45% de este grupo no identificó ninguno de los conceptos específicos.
Uso de los Entornos Fluviales e Impactos Percibidos
El 93% de los encuestados realiza actividades en espacios fluviales a lo largo del año. La frecuencia de uso es alta: el 44,8% visita estos entornos varias veces al año, el 26,9% varias veces al mes y el 15,7% varias veces a la semana.
Las actividades realizadas son variadas: el 63,8% combina actividades contemplativas con actividades deportivas (50,7%). Un porcentaje significativo (87,7%) realiza actividades de seguimiento de fauna y flora (43,3%) y participa en educación o voluntariado (46,4%).

La ciudadanía otorga gran importancia a las funciones de los ríos, siendo el rol como hábitat para la biodiversidad (85%) el más valorado, seguido por el abastecimiento de agua (74,9%) y la protección contra inundaciones (69%).
En cuanto a los impactos, la pérdida de biodiversidad (77,3%) y la contaminación (76%) son considerados los más preocupantes. La introducción de especies exóticas invasoras (65,5%) y el cambio climático (67,3%) también generan gran inquietud. Los trasvases y las plagas (45,5%) se perciben como impactos de menor magnitud.

Disposición a la Conservación
Existe un apoyo casi total (98%) a la realización de actuaciones de conservación en los entornos fluviales. La disposición a involucrarse se manifiesta principalmente a través de la participación en jornadas de voluntariado (79,1%) y la realización de peticiones a la administración para destinar más recursos (79,1%). Un 48% estaría dispuesto a realizar labores de incidencia política (denuncias, peticiones, etc.). Sin embargo, la disposición a realizar una aportación económica para la conservación es limitada, alcanzando solo el 18%.

Respecto a la creación de un fondo hipotético para la conservación de bosques de ribera, el 65,8% de los participantes no contribuiría. La principal razón (57,4%) es que consideran que la obligación de financiación recae en los organismos públicos, y el 29,7% opina que debería estar cubierto por los impuestos.
Del 34,2% que sí contribuiría, el 46,5% donaría entre 10 y 20 euros; el 27,7% más de 20 euros y el 23,8% menos de 10 euros. Finalmente, un amplio consenso (94,9%) apoya que la administración pública destine más recursos a las entidades ambientales del tercer sector, favoreciendo la colaboración público-privada.

Conclusiones Principales
Los resultados reflejan una robusta caracterización de la percepción social y el nivel de conocimiento sobre los servicios ecosistémicos fluviales. La muestra encuestada demuestra una alta sensibilidad ambiental, un elevado interés en la conservación y un reconocimiento casi unánime de los beneficios ecosistémicos.
Aunque el 70% está familiarizado con el concepto de servicios ecosistémicos, se observa heterogeneidad en la comprensión de las categorías, sugiriendo la necesidad de mejorar las estrategias de comunicación ambiental.
El uso intensivo y diversificado de los entornos fluviales subraya su relevancia sociocultural y recreativa. La ciudadanía valora mayoritariamente las funciones ecológicas de los ríos (hábitat, regulación hidrológica y suministro de agua).

Existe una alta coherencia entre la percepción social y los diagnósticos científicos sobre las presiones ambientales prioritarias (pérdida de biodiversidad, contaminación, especies exóticas invasoras y cambio climático).

A pesar del apoyo casi unánime a las actuaciones de conservación, la disposición a la contribución económica es el factor más restrictivo, con un 65,8% reacio a aportar, argumentando la responsabilidad de las administraciones públicas. No obstante, el 34,2% dispuesto a contribuir representa un potencial para esquemas de cofinanciación.
El amplio respaldo (94,9%) a incrementar recursos públicos para entidades ambientales del tercer sector destaca la importancia de fortalecer los modelos de gestión colaborativa. En resumen, la ciudadanía percibe los ecosistemas fluviales como infraestructuras ecológicas esenciales, prioriza su conservación y está dispuesta a involucrarse, siempre que existan mecanismos de apoyo institucional claros.