Tras retirar y triturar la caña aplicamos la técnica de solarización: se trata de aplicar una cobertura de plástico o geomalla cuya función es agotar el rizoma de esta invasora, evitando los posteriores rebrotes. Dentro de esta malla sintética se disparan las temperaturas del sustrato edáfico. Así, en días de verano de máxima insolación, bajo los plásticos se alcanzan temperaturas de hasta 70 grados, que abrasan los rizomas.

La técnica consiste en colocar una geomalla de color negro y de un mínimo de 130gr, fijado en el sustrato con grapas formadas a partir de varas de hierro corrugado de 40 cm de longitud, 20cm de ancho y 8mm de diámetro.
La cobertura tiene la función de agotar el rizoma de la caña, evitando los posteriores rebrotes, siendo un método suficientemente eficiente para luchar hacia la invasora. La geomalla se retira un 18 meses después de su colocación y se realizarán visitas periódicas para observar el estado de la cubrición y establecer medidas correctoras, en su caso.

Este mantenimiento es crucial y no sólo se limita al control de la zona, ya que incluye la gestión de rebrotes fuera de la zona solarizada y la retirada de los restos de rizoma que se observen el tramo de actuación.

Al haber sido objeto se una intervención basada en la solarización, al retirar la geomalla el suelo estará completamente desnudo. Estas áreas donde se ha aplicado la solarización (ríos Sellent, Albaida, Palancia y Turia) serán colonizadas progresivamente por la vegetación autóctona de ribera que todavía existe en la zona. Con todo, es conveniente realizar algunas plantaciones en el marco del proyecto de restauración, una actuación que pretende reforzar los márgenes del río con vegetación autóctona procedente del vivero de Limne en Quart de Poblet.

La capacidad de flexión de las especies escogidas es alta, por lo que no ofrecerán resistencia hidráulica en caso de avenidas. Cabe remarcar, también, que el hecho de plantarlas en agrupaciones evitará problemas de erosión y hará ralentizar la velocidad del agua.